domingo, 12 de octubre de 2014

Cuando la buscas no la tienes y si...



En aquella ciudad, nuevamente, el cansancio de caminar por calles que desde el décimo día, casi aprendió de memoria.
El impulso no tan pequeño de tenderse bien arrimada a este o cualquier mendigo.

Un cambio de piel para otra vida en tránsito.  Más cáscaras donde buscar con el empeño de quien disecciona un reloj con intestinos de pájaro, sentimientos y emociones que parecen existir en algún lado; pero fuera de los contornos del mapa.  La ciudad esta vez se llama Cape Town y se ríe, no para de reírse mientras contempla cómo las Diosas ponen la mesa, como de costumbre, con mantel blanco.

(Table Mountain es la mesa, y las nubes el mantel blanco).

Poco después, con amargura, ve cómo se aleja "the bus for us" y piensa en las patadas crueles de la diferencia, que amontona y separa en colores, formas, grosores...

Se acaba el mini "pie" de riñones comprado con prisas en un Seven Eleven, seguramente otra herencia más afrikáner.  Necesita sentir pegado al cuerpo su cinturón de viajera, invento de su madre. Todavía no ha pasado la línea que la cerca en su condición.  Quizás, al final de Long Street, otro sellado más en su hoja manoseada de la experiencia... o la felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario